18 feb 2010

EDITORIAL - Tribuna Clasista nº 5

Contra todos los engaños y las represiones del régimen del APRA / Fujimorismo / PPC - UN / UPP / y otros; contra todas las mecidas y corrupciones de los gobiernos regionales y municipales; contra las negociaciones serviles y los pactos entre la burocracia sindical, los capitalistas y el gobierno, nuevamente se alzó en los últimos meses el movimiento auténtico y radical de los explotados: la huelga indefinida en Canchis (Sicuani), Andahuaylas, Yauli (La Oroya) y más que ningún otro el levantamiento amazónico con centro en Bagua, que volvieron a plantear una vez más, en el inevitable terreno de la lucha de clases, quién debe decidir, qué clase avanza y qué clase retrocede, cómo deben defenderse los derechos e intereses de los trabajadores.

Ya había sucedido durante el 2008 en Moquegua y Canchis, con la masiva movilización combativa de pueblos que toman el control de sus centros urbanos, llegando a neutralizar a las fuerzas represivas del Estado de la burguesía. Con tales ejemplos de lucha y firmeza, se repiten estos movimientos en distintos puntos del territorio, siempre reprimidos sangrientamente por la Policía y eventualmente por el mismo Ejército.

Presionados por la inmensa mayoría del pueblo solidario con las luchas, la dirección del movimiento obrero y popular, es decir la alta burocracia de la CGTP y la CUT, llegó a anunciar un Paro Nacional para los días 7, 8 y 9 de julio. Esta medida, limitada y por tanto inocua en último sentido, hubiera sido inédita por su envergadura ya que nunca se ha llevado a cabo en el país; sin embargo, mostrando su verdadera faz y naturaleza contraria al combate anticapitalista, la burocracia sindical desconvocó la paralización y la reemplazó por llamamientos a unas enésimas infructuosas marchas.

Como sustitución del combate y señuelo hacia las masas, estas dirigencias conformaron en aquellos días el Frente Nacional por la Vida y la Soberanía, una ampliación (con Aidesep y otras asociaciones) de la alianza que la burocracia y los partidos oportunistas de raíz proletaria mantienen con el Partido Nacionalista burgués en la Coordinadora Político Social (CPS). De esta manera, la lucha de los oprimidos es reemplazada por una extensión del contubernio que tales cúpulas claudicantes mantienen con una pequeña fracción nacionalista de la burguesía peruana, alianza cuyo único objetivo es engendrar gobiernos municipales, regionales, y un gobierno central que administren este Estado como siempre a favor de la burguesía en el poder.

Desde esta tribuna de prensa que brega por los genuinos intereses del campo de los trabajadores, llamamos a las bases de todas las organizaciones obreras y populares que se encuentran en el FNVS, a romper - y obligar a sus propios líderes a romper - todo vínculo con el aparato del nacionalismo humalista y con cualquier otra expresión política burguesa, para poder encaminarnos hacia la construcción de organismos de poder obrero y popular como las asambleas populares y una Asamblea Popular Nacional. Sólo así, con una lucha que sea independiente de la clase dominante y de sus instituciones, podemos abrirnos una perspectiva de victoria.

Esta política proletaria de construcción de organismos de poder de las masas, está reñida con las pretensiones de reemplazar a este gobierno por otro de su misma naturaleza de clase, como actualmente es el caso de la demanda de una Asamblea Constituyente. Una Asamblea Constituyente hoy en día sólo serviría para continuar frenando el potencial combativo de los pueblos y desviar el combate clasista hacia el callejón sin salida de la demagogia y el democratismo de algunos sectores burgueses y pequeño-burgueses, enemigos de que las masas organizadas y movilizadas levanten su propio poder hacia el establecimiento de un Estado de los trabajadores.

En la orilla de enfrente de una política clasista y revolucionaria, está desgraciadamente la política oportunista electorera de los líderes de las organizaciones obreras y de los partidos seudo-socialistas. Teniendo la posibilidad de dirigir el caudal popular a la conquista de sus altos objetivos, prefieren siempre marchar detrás de uno u otro caudillo ajeno a las organizaciones proletarias, como Ollanta Humala (o el cura Arana de la reaccionaria Iglesia Católica…). El caso de Humala es especialmente grave, pues ha sido Capitán contrasubversivo sindicado como masacrador.

Frente al presente régimen que continúa rematando el país a las trasnacionales del gas, del petróleo, de la minería, la energía, las telecomunicaciones, los transportes…, la dirigencia de la principal organización proletaria, la CGTP, tiene el deber de recoger la masiva voluntad de lucha existente y convocar una Huelga General Indefinida que pueda abrir el cauce para un Gobierno obrero, campesino y popular. Mario Huamán (PC), Olmedo Auris (Patria Roja), todos aquellos que pasan años en los medios de prensa y foros en componendas con la clase dominante, socavando la unidad y extensión de nuestras luchas, están obligados a responder por sus claudicaciones y a desocupar los puestos desde los que manipulan permanentemente las causas populares.

"Tribuna Clasista" Nº 5 - Octubre 2009

CRP - Pronunciamiento 1 de mayo

Ante la crisis mundial del capitalismo
¡Proletarios de todos los países, uníos!
¡Revolución Socialista! ¡Poder de los trabajadores!


Del “fin de la historia” al hundimiento del capitalismo mundial
Hace 20 años, los partidos reaccionarios y los ideólogos burgueses triunfaban. Anunciaban la quiebra definitiva del comunismo e incluso el fin de la historia, basándose en las derrotas inflingidas al proletariado mundial: fracaso de la huelga de los mineros británicos, privatizaciones de las empresas públicas, despidos en masa en los países pobres, reunificación burguesa de Alemania, implosión de la URSS, inicios de la adopción del capitalismo por China...

Por entonces, la ola revolucionaria mundial de finales de los 60 y de los años 70 - que amenazó a las burguesías de los países imperialistas, a las de los países capitalistas dominados y a las burocracias de los países en que se expropió al capital – había retrocedido, desviada por la social-democracia, el estalinismo y el nacionalismo pequeño-burgués. Pero la elevación de la tasa de explotación en los centros imperialistas, la reintroducción de Europa del Este, Rusia, China y Vietnam en la economía capitalista mundial tras la restauración del capitalismo por las burocracias estalinistas, y la abundancia de liquidez proporcionada por los Bancos Centrales, sólo proporcionó una prórroga al sistema en declive. Su fragilidad se ha revelado en las incesantes crisis monetarias, bancarias y económicas. Las contradicciones estallaron en junio del 2008, en forma de una crisis bancaria en el centro de la economía mundial, los Estados Unidos, para desembocar en una crisis sin precedentes desde la de 1929.

Las necesidades elementales de la humanidad no se satisfacen, sin embargo en el marco del modo de producción capitalista hay repentinamente demasiadas mercancías, demasiados medios de producción, demasiados productores... De aquí al 2010, el número de desocupados podría ser de 25 millones, sin contar el de "mingongs" de China (20 millones de obreros sin derechos retornan a sus pueblos de origen sin ser tomados en cuenta en las estadísticas del Estado chino). Según el Presidente del Banco Mundial, "200.000 a 400.000 lactantes podrían morir cada año". El índice máximo de 1000 millones de personas subalimentadas sería superado ampliamente el 2009.


De la crisis capitalista no se salva ningún país
El comercio mundial cae a ritmos más acelerados que en 1929-1930: disminuiría un 13,2% en 2009. El 22 de abril el Fondo Monetario Internacional (FMI) consideró que la producción mundial descendería un 1,3% el 2009, y evalúa el costo de la crisis económica mundial en la suma increíble de 4.054 millones de dólares.

Los países dominados, en particular los más pobres, sufren duramente la depresión por la reducción combinada de sus exportaciones, de las transferencias de rentas de los emigrantes y de la caída de las inversiones extranjeras. Los "países emergentes" y los estados de Europa Central que se han integrado a la Unión Europea, están especialmente afectados y acuden al FMI. La reducción del precio del petróleo y del gas perjudica particularmente a Rusia. Dimitri Medvedev anunció un plan de 44 mil millones de rublos (mil millones de euros) para estimular la economía rusa, poniendo en marcha proyectos de infraestructura, mientras los despidos se multiplican a un ritmo exasperante. En China, el desempleo, típico mal del capitalismo, toma proporciones aún más considerables. Hu Jintao también recurrió a las recetas del economista burgués Keynes, es decir a las reducciones de tipos de interés del Banco Central de China y a un "plan de reactivación" de 1600 millones de euros (que implica un déficit presupuestario). Estas medidas tienen por objeto preservar un crecimiento del 6%, la cifra más baja desde 1992.

Según la OCDE que los agrupa, los países avanzados están "en medio de la recesión más profunda y más extensa en más de cincuenta años". La OCDE prevé una caída del 4,3 % del PIB en los 30 países más ricos para el 2009, comenzando por los Estados Unidos que caería alrededor de un 4% este año; en el primer trimestre del 2009 los beneficios cayeron el 37 %, la peor caída desde los años 30. El imperialismo alemán está también fuertemente tocado, con una previsión de -5,3 %. Las previsiones para Gran Bretaña, Francia e Italia son apenas mejores (respectivamente -3,7 %, -3,3 %, -4,3 %). La economía japonesa retrocedería por su parte un 6,6 %...


El G20: ¡cada quien para sí mismo!
Los Estados capitalistas, por naturaleza, son incapaces de entenderse entre sí. Son la encarnación de burguesías nacionales que están en competencia unas con otras para explotar al proletariado mundial. Ante la crisis, cada Estado intenta favorecer a su burguesía en detrimento de las otras, al mismo tiempo que la economía capitalista se internacionaliza más que nunca, que cada economía depende de las demás mediante las importaciones y exportaciones, que todas las grandes empresas (e incluso gran parte de las medianas) se han convertido en "multinacionales". Muchos Estados recurren a medidas proteccionistas que finalmente profundizan la depresión. Adoptan "planes de reactivación" nacionales: 34 mil millones de euros en Francia, 100 mil millones en Alemania, 590 mil millones en Japón, 627 mil millones en Estados Unidos, 465 mil millones y 1.162 millones en China...

En la última reunión del G20 en Londres a principios de abril, Obama admitía: "no vamos a ponernos de acuerdo sobre todos los puntos". Eso refleja el debilitamiento del principal imperialismo, ya que Estados Unidos, conservando al mismo tiempo una supremacía militar que utilizan al máximo, perdió la hegemonía económica que ostentaba inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se reveló capaz de reconstruir las economías capitalistas de Japón y Europa del Oeste, instaurando al mismo tiempo un sistema monetario internacional, relativamente estable, basado en el dólar.

China, que oculta mal su vocación de convertirse en potencia imperialista, declaró que era necesario poner fin al rol del dólar norteamericano en el intercambio mundial. Los imperialismos alemán y francés, representados por Ángela Merkel y Nicolás Sarkozy, se opusieron de manera diplomática al imperialismo norteamericano alzado en hombros por el imperialismo británico. Mientras que Obama, fielmente apoyado por Brown, desea un esfuerzo superior de reactivación de Alemania - primer exportador del mundo-, Sarkozy y Merkel abogan por una "mejor regulación de las finanzas" en detrimento de las plazas financieras de Nueva York y Londres; lo que en ambos casos equivale a pretender establecer las mejores condiciones para la acumulación de capital.

Militarismo, opresión nacional, clericalismo…
Esa reunión inter-imperialista movilizó a 2.500 policías, costó incluso la vida a un transeúnte y se detuvo a miles de personas durante horas sin ninguna acusación. Es que la burguesía es una clase retrógrada desde hace mucho tiempo en la historia: por todas partes las fuerzas de represión e intervención son pertrechadas para el período de crisis, se coartan las libertades democráticas, las clases explotadoras recurren cada vez más al nacionalismo y al clericalismo, en contra de los derechos de las mujeres, de los jóvenes, de las minorías nacionales, de los inmigrantes, de los homosexuales y de las minorías religiosas.

La violencia capitalista no ha cesado con la crisis, al contrario. Obama ha previsto reclutar 100.000 policías, mantener el embargo contra Cuba y aumentar las tropas de ocupación en Afganistán, reclamando ayuda a sus aliados de la OTAN; ayuda que todos prometen y que ninguno parece dispuesto a conceder en la práctica. El islamismo, impulsado antes por Estados Unidos contra la revolución y contra la URSS, y del que Al Qaeda es un producto, se vuelve contra ellos también en Pakistán, un Estado basado desde su origen en la religión y amenazado por una nueva desmembración. El Gobierno de Rusia impulsa el cristianismo como religión de Estado, mantiene su garra sobre Chechenia y presiona a muchos de los Estados vecinos. El poder en China tolera una fantástica regresión de la condición de las mujeres, mantiene una opresión policial salvaje y pisotea los derechos de las minorías nacionales. El Gobierno de Sri Lanka consigue actualmente la reunificación de la isla mediante la violencia militar, lacerando a la minoría tamil. A principios del año, Israel, no contento con proseguir la colonización de Cisjordania y Jerusalén, bombardeó y luego invadió la Franja de Gaza, con la complicidad de las potencias imperialistas, de Egipto e incluso de la propia Autoridad Palestina. Al mismo tiempo, una fracción ultraderechista y racista caucásica de la burguesía boliviana, amenaza con la secesión del país.

Por la revolución permanente, por una Internacional obrera revolucionaria
Los trabajadores de las ciudades y del campo resisten contra los terratenientes y contra una burguesía capitalista que pasa a ser, acogotada por la crisis económica, cada vez más agresiva. Pero en muchos países, los sindicatos independientes del Estado burgués están prohibidos y los trabajadores no disponemos de partido que nos represente. Allí donde existen, las organizaciones de la clase obrera, partidos y sindicatos, están demasiado a menudo vinculadas a la burguesía para servirnos eficazmente. Además, al defender a la burguesía del país - enfrentada a su vez a otras burguesías - los aparatos reformistas dividen las filas del proletariado, dividiendo también a los trabajadores según las fronteras de los países, y según sean inmigrantes o de minorías nacionales.

La lucha consecuente contra los resultados desastrosos de la crisis capitalista mundial (y contra las amenazas crecientes de restauración capitalista en Cuba) imponen el frente único de los trabajadores contra la colaboración de clases impuesta por las direcciones oportunistas y claudicantes; la creación de organismos democráticos de poder obreros y populares (soviets, consejos, asambleas populares, shoras...); la construcción de una Internacional obrera revolucionaria de funcionamiento democrático, que se exprese en cada país en un partido obrero revolucionario basado en las enseñanzas de Marx, Engels, Luxemburgo, Lenin y Trotsky. Sin tales partidos, capaces de movilizar toda la fuerza de la clase obrera y de sus aliados (campesinos pobres, estudiantes, desocupados, etnias oprimidas...), los trabajadores sólo obtendrán victorias parciales y temporales o sufrirán derrotas, debido a la previsible traición de las direcciones nacionalistas pequeñoburguesas y reformistas, ayudadas por los centristas.

Únicamente tal partido, comunista e internacionalista, será capaz de armar a las masas para tomar el poder. Sólo un Gobierno Obrero (o un Gobierno Obrero y Campesino) está en condiciones de adoptar las medidas políticas y económicas necesarias para responder a las necesidades de las masas administrando los recursos proporcionados por la naturaleza, de expropiar a los expropiadores, de conducir la transición hacia el socialismo que sólo será definitiva con la victoria de la revolución en los países más adelantados.


¡Cierre de todas las bases militares imperialistas,
empezando por la de Guantánamo!
¡Evacuación inmediata de todas las tropas imperialistas
de Irak, Afganistán, Líbano, Chad, Kosovo...!
¡Derogación de todas las leyes contra las huelgas, los sindicatos,
los inmigrantes, los partidos de trabajadores!
¡Autoorganización de las trabajadoras y los trabajadores!
¡Huelga General contra las burguesías y sus Estados!
¡Expropiación de los latifundios, de los bancos,
de los grandes grupos capitalistas nacionales y extranjeros!
¡Gobierno Obrero y Campesino!
¡República Mundial de los Consejos Obreros!




1 de mayo de 2009

Colectivo Revolución Permanente
(Francia, Perú, Austria)

c_revolucionpermanente@yahoo.es

POLÍTICA MARXISTA: POLÍTICA REVOLUCIONARIA

Leemos en el Manifiesto Comunista de Marx y Engels (1848) que el movimiento proletario es el movimiento independiente de la inmensa mayoría en favor de la inmensa mayoría”. Sin embargo, aunque el movimiento de las masas explotadas de cualquier punto del planeta se ha elevado tantas veces en la historia a la altura de la lucha frontal y definitoria contra su enemigo burgués, casi nunca ha logrado constituirse en poder estatal y engendrar una sociedad en camino a la desaparición de las clases. ¿Dónde hallar la explicación a la envergadura de esas derrotas? Ciertamente en el abandono de aquella premisa fundamental del movimiento de los trabajadores: la independencia política de clase.

En 1871, el proletariado se atrevió por primera vez a adueñase del poder en la ciudad de París, en lo que fue conocido como “la Comuna”. Dos meses después, pagó con miles de asesinados su derrota frente al enemigo. Pues si hay algo que la clase dominante no puede perdonar, a riesgo de su existencia misma, es que los oprimidos creen sus propias organizaciones, las conviertan en escuelas de aprendizaje político, las doten de capacidad de autodefensa y ofensiva, las transformen en organismos que se construyen como un poder alternativo al poder de todas las instituciones burguesas.

Así lo entendieron los marxistas rusos que en 1917 supieron derrocar a la nobleza terrateniente, a los capitalistas y también derrotar a sus sirvientes pequeño-burgueses, cobijados bajo el rótulo de “socialistas”. Para esto crearon un partido proletario que se trazó la meta de encabezar una revolución únicamente sobre la base de la alianza obrero-campesina, sin conciliaciones ni concesiones a cualquier sector dominante y ni a sus mayordomos de la burocracia reformista sindical y política. Para esto construyeron los “soviets” o consejos de trabajadores que se transformaron en el nuevo poder estatal proletario. Desde entonces, toda lucha de las organizaciones sindicales y populares, toda lucha partidaria o de los organismos embrionarios de poder de masas, no puede tener en definitiva otro destino que la respuesta violenta contra la violencia estructural ejercida por cualquier fracción de la burguesía.

Desafortunadamente, el siglo XX no nos fue fértil en revoluciones que engendraran un genuino poder de los trabajadores, creándose estados “socialistas” de dictadura burocrática que impulsaban la “coexistencia pacífica” con el imperialismo. Al mismo tiempo, las dirigencias de las organizaciones de masas optaron siempre por una política de seguidismo a los proyectos de tal o cual ala burguesa, por la alianza con y tras sectores autotitulados “demócratas”, “progresistas”, “populares”, “antiimperalistas”, que buscan mantener el Estado capitalista; optaron por las capitulaciones a intereses ajenos y no por el combate independiente del pueblo trabajador, por el electoralismo que los beneficia y no por la forja de nuestros organismos de poder. Así sucedió en los casos emblemáticos y trágicos de la Europa de los años '30 y '40, del Chile de Allende, de los “frentes de izquierda” en todo el mundo, y hoy sucede con los gobiernos pro-imperialistas de Lula (PT), Bachelet (PS), Tabaré Vásquez (PS), que van de la mano con el nacionalismo burgués de Chávez y Morales.

En el Perú, el programa y el caudillismo de Humala y el PNP se han convertido en el paradigma de todas las organizaciones que viven persiguiendo un liderazgo nacionalista burgués tras el cual existir, sin ningún interés por la defensa de una política independiente, clasista y revolucionaria, para el movimiento obrero y popular. Esta política pasa hoy por el impulso a la convocatoria de asambleas populares que se vayan convirtiendo en órganos de poder de los explotados, organismos capaces de movilizar a las más grandes masas, no para instalar dirigentes oportunistas en las Alcaldías, el Congreso y los Ministerios, sino para desafiar al poder de la burguesía y derrocarla; asambleas concentradas en una Asamblea Popular Nacional que unifique en una sola Huelga General las huelgas indefinidas que los pueblos realizan rebasando a sus dirigencias que los traicionan. Como en los siglos XIX y XX, sólo la lucha por el poder da verdadero sentido a todas y cada una de nuestras luchas.

“Últimamente, las palabras “dictadura del proletariado” han vuelto a sumir en santo horror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, caballeros, ¿quieren saber qué faz presenta esta dictadura? Miren a la Comuna de París: ¡he ahí la dictadura del proletariado!”


Friedrich Engels, 1891

Sergio Bravo M.

EMAIL: lucha_marxista@yahoo.es

03.08.09

Sobre la Independencia Política del Proletariado (II):

“En las condiciones de la época imperialista, la revolución nacional-democrática sólo puede ser conducida hasta la victoria en el caso de que las relaciones sociales y políticas del país de que se trate hayan madurado en el sentido de elevar al proletariado al Poder como director de las masas populares. ¿Y si no es así? Entonces, la lucha por la emancipación nacional dará resultados muy exiguos, dirigidos enteramente contra las masas trabajadoras...”
(“La Revolución Permanente” 1930 – L. Trotsky)

El carácter de clase del nacionalismo
La “sagrada” unidad nacional, entendida como la unión de todas clases bajo el mando de la burguesía, es hoy en día uno de los mayores obstáculos para la Revolución Proletaria debido a que constituye una grave infección ideológica fuertemente arraigada en un número considerable de trabajadores, entorpeciendo su maduración política y atrayéndolos a diferentes formas de colaboración de clases.

Los discursos nacionalistas en múltiples oportunidades han conseguido cautivar a un sector importante de las masas, de hecho en Latinoamérica contamos con varios ejemplos entre los cuales el General Juan Domingo Perón (Argentina) destaca como uno de los más eficientes caudillos burgueses por su capacidad para erigir un bloque policlasista muy bien ensamblado que congregó a sectores de la media y pequeña burguesía, obreros organizados, trabajadores rurales e incluso algunos militares, sin duda todo un modelo a seguir para otros milicos populistas como el General Líber Seregni (Uruguay) fundador y primer presidente del “Frente Amplio” (1971) o el General Juan José Torres González (Bolivia) quien en 1970 ascendiera al poder gracias a un levantamiento popular conformado por organizaciones obreras y campesinas, el movimiento estudiantil y un sector de la milicia, curiosamente el popular "J J" bautizó a esta alianza como “los cuatro pilares de la revolución”, sin embargo su breve gobierno sólo sirvió de antesala al régimen ultrareaccionario del General Hugo Banzer (1971). Y como dejar de mencionar al General Juan Velasco Alvarado (1968) supuesto artífice de la gran reforma agraria peruana, que en realidad sólo benefició a los colonos de las grandes haciendas y a comunidades organizadas que años antes ya habían tomado las tierras, mientras que la mayor parte del campesinado continuó sumido en la miseria, pero el mito Velasquista persiste hasta nuestros días e incluso electoralmente todavía resulta redituable.

A pesar de que la historia ha demostrado que el nacionalismo burgués es incompatible con los intereses de los trabajadores, no es nada raro que este tipo de propuestas aun gocen de aceptación entre las masas si tenemos en cuenta que gran parte del trabajo ideológico ya está hecho por el sistema educativo vigente, mismo que inocula en nuestros niños y jóvenes la ilusión de que es posible hermanar a explotadores y explotados; por lo tanto todo revolucionario consecuente debe combatir enérgicamente el lastre ideológico nacionalista, dejando bien claro ante las masas que la distinción entre los hombres deviene de la posición de clase que ocupan dentro de las relaciones sociales de producción y que la única alternativa de progreso para la humanidad es enarbolar un estandarte que agrupe a todos los trabajadores del mundo en su marcha triunfante hacia la construcción de una nueva sociedad.

Combatir el frentepopulismo:
La experiencia del siglo XX ha demostrado que las alianzas con sectores “progresistas” burgueses en nada contribuyen a la emancipación de los trabajadores, por el contrario corrompen sus organizaciones y obstaculizan el proceso de polarización política de clases. Esto se explica porque los llamados frentes populares no son otra cosa que una forma de dominio burgués cuya principal característica es que una capa de la burocracia sindical y los partidos reformistas colaboran con ciertos sectores de la burguesía y son admitidos dentro su maquinaria estatal, los traidores justifican su proceder con argumentos bien conocidos como: “Conquistar espacios de poder”, “desgastar el dominio de la burguesía”, “ganar tiempo para organizar a la clase obrera”, etc. etc.

Es bien sabido que el capitalismo siendo un sistema anárquico constantemente se ve remecido por sobresaltos económicos, sociales y políticos que en ocasiones colocan a la burguesía en serios aprietos; es que cuando las masas movilizadas consiguen amenazar su hegemonía los capitalistas pueden ser incapaces de colocar en el poder a uno de sus agentes directos, más aun el fraude electoral (práctica muy frecuente) podría resultar contraproducente ya que imponer un gobierno impopular serviría como catalizador de la insurgencia.

Es en escenarios como éste que la burguesía astutamente decide valerse de organizaciones y representantes de los trabajadores con quienes establece alianzas que desorientan y adormecen al movimiento obrero y popular. Ante esta situación y consecuentemente con los principios más elementales del marxismo, los comunistas debemos ejercer una implacable oposición a la traición de reformistas y burócratas que pintándose la cara de rojo confabulan contra sus bases desplegando políticas totalmente reaccionarias.

PERÚ: electoralismo reformista
En el Perú han proliferado los aparatos traidores que por desgracia poseen cierta influencia en el movimiento popular: tenemos a la “Coordinadora Político Social” en la que convergen el nacionalismo humalista, la burocracia sindical y el putrefacto despojo de la vieja izquierda estalinista; así también en noviembre de 2008 surgió la voceada “Asamblea Nacional de los Pueblos” que sirvió de palestra propagandística al candidato Ollanta Humala y no contribuyó en nada con la creación de organismos de poder proletario y campesino. Es en esa misma línea política que el recientemente creado “Frente Nacional por la Vida y la Soberanía”, donde se inscriben organizaciones como la CPS (PNP, CGTP, CUT PERÚ, CNA, UFREP, CONAFREP, FEP…) AIDESEP, CAOI UNCA, CONQA y con todos ellos los falsos socialistas, hizo un llamado “a las fuerzas democráticas, progresistas y sociales a participar en la jornada de lucha en defensa de la vida y la soberanía” (refiriéndose a la movilización del 11 de junio); levantando como sus más “radicales” demandas la “vacancia presidencial” y la “convocatoria a una Asamblea Constituyente”, ambas clásicas medidas reformistas destinadas a sostener al Estado burgués cuando este comienza a sufrir los embates de las masas radicalizadas. Los levantamientos populares en Moquegua, Canchis (2008) y Bagua (2009) son muestras de la creciente disposición insurgente entre los explotados, por lo que tales demandas engarzan perfectamente con la actitud pacifista y traidora de la burocracia oportunista que coaligada con el nacionalismo sólo tiene en la mira los próximos procesos electorales (2010 - 2011) y de ser posible adelantar la elección presidencial.

Promover la alianza entre el Proletariado y los Explotados en contra de toda la burguesía
La lucha por crear el poder de los trabajadores no pasa por la alianza con sectores burgueses nacionalistas debido a que su posición en apariencia antiimperialista deriva de motivaciones incompatibles con los intereses del proletariado; la clase obrera tiene entre sus verdaderos aliados al campesinado empobrecido y a todas las etnias sumidas en la más profunda miseria y exclusión. Hoy que los explotados comienzan a asumir intuitivamente una posición hostil a la burguesía es el momento de dotarlos de un programa político que les permita construir progresivamente su poder, promoviendo la organización de verdaderas Asambleas Populares (en cada departamento, provincia, distrito y comunidad) centralizadas en una Asamblea Popular Nacional.

Compañeros, en los últimos meses las masas han demostrado solo una pequeña parte de toda su capacidad combativa, es obligación de la vanguardia brindarle una dirección consciente pero antes debe vencer su dispersión para estar en condiciones de extirpar a los viejos revisionistas y sepultarlos definitivamente.

Agosto 2009